08 diciembre 2021

"¡Doctor, por fin le entiendo!" - Aclaramos el significado de prefijos y sufijos médicos

 08 diciembre 2021

- Con el tiempo, es decir, con la experiencia, aprendes a escuchar determinados términos con que, con toda impunidad y sin ningún recato, los médicos te informan de lo que padeces. Su terminología, (la de los médicos), es una jerga, con la cual te reducen a un ser inferior y a creerte todo lo que te cuentan.

- Pues bien, hoy dejaré aquí un viejo artículo en el que podrás aprender algo de esa jerga, sí, por ejemplo, podrá discernir estre una enfermedad acabada en osis o en itis, entre otras simpáticas terminaciones que utiliza tu médico cuando quiere someterte a su único y válido criterio:

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"¡Doctor, por fin le entiendo!"

Para que sepa de qué le hablan cuando le dan un diagnóstico, aclaramos el significado de prefijos y sufijos del lenguaje médico. Fuera jeroglíficos



Puede que a muchos nos falte cultura médica. Pero en un gran número de ocasiones los especialistas recurren a términos que para la mayoría de los mortales resultan completamente incomprensibles. Vamos a facilitarle la vida. 

Para empezar, una sencilla aclaración: los términos médicos y anatómicos se articulan en cuatro partes: raíz, que es la palabra principal (como cefal en encefalograma); prefijo, con lo que comienza (en en encefalograma); sufijo, con lo que termina (grama); y una vocal que une dos raíces o una raíz a un sufijo. Usualmente es la “o” (como en encefalograma) o la “i”. 

A continuación recopilamos prefijos y sufijos habituales en las consultas y explicamos su significado. Para no tener que acudir al doctor Google…

A-, AN-. Dos de los prefijos más usados en medicina (y en el lenguaje común) son los negativos a- o an-. Provienen del griego y significa “sin” o “no”. Conocerlos nos ayudará a entender el significado de términos como “anestesia”, si sabemos que aisteis es sensación. Si se acompaña del sufijo algesia, que significa sensibilidad al dolor, comprenderemos lo que significa “analgésico”. O si recurrimos a la raíz bios, entenderemos pronto qué es un “antibiótico”.

ANDRO-. Toda palabra que lleve en su composición andro se refiere al varón. Proviene de la declinación griega aner, andros, que significa hombre. Y así, si logo es estudio, el “andrólogo” es el especialista que estudia al varón. De la misma manera que si gynae, gynaikós es mujer, el “ginecólogo” es el experto en ellas. ¿Y qué pasa con el término “andrógeno”? El sufijo -geno proviene de gennao, un verbo que significa engendrar y se aplica para decir que tiene capacidad de producir algo (“piogénico” quiere decir que produce pus, y “carcinógeno” que provoca cáncer). “Andrógeno”, por tanto, se emplea sobre todo para hablar de la producción de hormonas del hombre. No hay que confundirlo con “andrógino”, que se forma con gynae y no con geno y se refiere a un organismo que tiene características femeninas y masculinas a la vez.

DIS-. Proviene del griego dys que significa malo, dificultoso, doloroso o alterado. Así, si plasia es formación, displasia será una formación dolorosa; discromía, una alteración del color; disfunción quiere decir “función alterada”; y disnea añade pneum al prefijo, que quiere decir aire, por lo que significa dificultad para respirar.

Prefijos y sufijos a menudo vienen del griego y suelen dejar muy claro de qué se trata: exceso o carencia de algo, inflamación, desgaste...

HEMI-, HAIMA-. Es interesante cuando hablamos de migraña, ese dolor de cabeza pulsátil, a veces invalidante, que ataca en muchas ocasiones solo a una parte de la cabeza. Aunque pensemos que es nuestra sangre la que va a explotar en nuestra cabeza, nada tiene que ver con ella. La palabra migraña proviene del prefijo hemi, que significa mitad, y cráneo, que viene del griego kraníon, diminutivo de cabeza. Y nada tiene que ver con haima, el prefijo griego que significa sangre y que sí encontramos en enfermedades como la leucemia, que desglosamos en leuk que significa blanco y hemia, sangre. O sea: sangre blanca, sin glóbulos rojos. O con anemia: literalmente “sin sangre”, aunque en realidad se refiera a una ausencia o escasez de glóbulos rojos.

-ITIS, -OSIS. Son dos sufijos que indican el estado, la enfermedad o el problema que atañe al órgano, estructura o articulación al que se añade. Estos sufijos tienen una gran importancia porque son indicativos de una situación real. 

Siempre que en medicina una palabra termine en -itis indica que existe una inflamación o una infección; mientras que si termina en -osis se refiere a una degeneración o desgaste, una condición anormal, un desorden. Por eso, el reumatismo que asociamos a la edad, que suele acompañar a la vejez y se produce por el uso o abuso de la articulación se llama artrosis. A su inflamación, en cambio, la llamamos artritis, igual que la de bronquios se dice bronquitis, laringitis a la de laringe, otitis a la infección inflamatoria de oído o conjuntivitis a la de la capa conjuntiva (membrana mucosa) de los ojos. Cianosis, en cambio, significará azulado (cian) por causa del frío o falta de oxígeno.

HYPER-, HYPO-. Son dos prefijos esenciales: indican un exceso o defecto de algo. Y estarán de acuerdo con que no es lo mismo tener “hiperglucemia” (exceso de azúcar) que “hipoglucemia” (una carencia)… Para que quede claro: hyper significa por encima de, más allá de; e hypo, por debajo de, corto de.

-ECTOMíA, -OSTOMíA, -OTOMíA. Estos sufijos interesan a la hora de entender qué es esa intervención que nos anuncian que nos van a realizar… Ectomia indica un proceso quirúrgico que retira algo, usualmente de dentro del cuerpo. Por ejemplo: apendicectomía es la retirada quirúrgica del apéndice. Una intervención que acabe por ostomia indicará que se realiza un agujero, habitualmente para dejarlo abierto. A través de una gastrostomía se introduce una sonda de alimentación en el estómago. Otomia, en cambio, es una apertura temporal, como la que se hace en una traqueotomía.

LIPO-. Un prefijo que cada vez nos encontramos más a menudo. Lipo significa grasa. Por eso, cuando los médicos se refieren a sustancias grasas hablan de “lípidos”. Y cuando en los centros de estética promocionan un tratamiento lipolítico lo que quieren que contrate es un procedimiento que destruye la grasa (lysis significa destrucción). No se asuste si en la consulta le diagnostican con un lipoma. El sufijo -oma significa tumor, crecimiento anormal. Si fuera unido a la raíz carci-, acabarían de diagnosticarle un cáncer. Pero el lipoma es un tumor benigno.

Con estas lecciones, si le decimos que fleb o flebo indica vena, sabrá lo que quiere decir flebitis, flebotomía y flebosclerosis, ¿verdad? Por si acaso, en orden: inflamación de la vena, incisión en una vena y endurecimiento patológico de las venas (aunque también se utiliza para denominar un tratamiento contra varices que consiste en cicatrizar la vena).

Para terminar, dos términos que se utilizan con profusión y que pueden asustar: “idiopático” o “esencial”, tan solo quieren decir que ignora su origen. Y si topos significa lugar , “atópico” quiere decir simplemente fuera de lugar


10 comentarios:

  1. Uy genial muy informativo. Siempre los médicos en especial cuando atendían a mi papa trataban de darte la información en dosis pequeñas y eso era terrible. Te mando un beso

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    1. Lo que yo creo es que no hay quien los entienda. jajajajaja
      Un abrazo, Judit.

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  2. Fascinante. En silencio te doy las buenas noches
    Dormí bien

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    1. Yo no, dormí muy mal, anestesiado, pero estoy vivo.
      Un abrazo muy fuerte.

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  3. Interesantísimo articulo, de hecho creo que lo guardaré para consulta. A los que nos gusta escribir nos da una utilidad doble. Se aprenden muchas cosas en tu blog, Enrique, te felicito.

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    1. Gracias, Castelo. Un honor para mi que tan ilustre y joven, escritor, recurra a uno de mis posts.
      Un abrazo.

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  4. Muy interesante, Enrique. Un artículo que aclara esas palabrejas que no entendemos cuando nos diagnostican alguna enfermedad.
    Te estoy muy agradecida.
    Abrazos.

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    1. Hay que tenerla a manoi para cuando vamos al médico, Maripaz. A veces me río de ellos por la forma de utilizar su lenguaje, pero creo que todos en nuestras distintas profesiones, hacemos lo mismo.
      Un abrazo fuerte.

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  5. Tuve la suerte de nacer en una familia de médicos, y gracias a eso no tuve mucho problema en acostumbrarme a la terminología. Pero sé que sí es problemático para mucha gente. Una pena que no exista una regulación universal para simplificarla. Y es que es demasiado mamón e innecesario que si tienen a un paciente que a veces ni pasó de estudiar la primaria, adrede se pongan a usar con él palabras como eritema o pirosis en vez de simplemente decirle enrojecimiento y ardor, por ejemplo.

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    1. Totalmente de acuerdo, Alexander S. Mira que a una simple febrón le llamen cuadro febril severo, eso tiene delito ... jajajajaja.
      Un abrazo.

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