16 febrero 2023

Tomar el sol a través de una ventana, vitamina D, métodos de protección solar, virtudes y medios para hacerlo

16 febrero 2023

- Hoy le vamos a dedicar este espacio diario a la protección solar, lugar, tiempo y medios para hacerlo.

- Nos hacemos siempre las mismas preguntas, pero hoy nos centraremos en dos, una será saber si el sol que se toma detrás del cristal de una ventana es inocuo y cuáles son los mejores métodos de prevención contra los efectos maléficos del sol, cuando aplicarlos y cuáles son sus virtudes.
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TOMAR EL SOL A TRAVÉS DE UNA VENTANA

Publicado el 20 mayo, 2019

¿SIRVE PARA SINTETIZAR LA VITAMINA D? ESTA SUSTANCIA ES NECESARIA PARA QUE EL CUERPO ABSORBA EL CALCIO QUE AYUDA A PROTEGER LOS HUESOS.


Cuando pasamos un rato sentados al lado de una ventana por la que entran los rayos del sol podemos sentir cómo calientan e iluminan el lugar en el que estamos. Incluso pueden llegar a quemarnos la piel, como si estuviéramos al aire libre, explica Cristina Eguren, dermatóloga integrante de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV): «Los rayos ultravioleta A (UVA) son capaces de penetrar a través del cristal. Por eso nos quemamos». Pero ¿esta luz también es suficiente para sintetizar la vitamina D que necesita el cuerpo para absorber el calcio que ayuda a proteger los huesos? La respuesta es no. La radiación que ayuda a este proceso, la ultravioleta B (UVB), no traspasa el cristal. «Al no hacerlo, el cuerpo no sintetiza esta vitamina», indica Eguren.

En España («el país del sol») tenemos los mismos niveles de esta sustancia que en Escandinavia. Es decir, de media son bajos.

Lo más efectivo es recibir la radiación solar al aire libre, pero sin pasarnos: «Bastan 20 minutos diarios de exposición en mangas de camisa y pantalón corto para tener unos niveles correctos», aclara la dermatóloga. Y añade: «El resto de radiación que acumulemos irá dañando las células cutáneas y aumentando el riesgo de un futuro cáncer de piel». Y no olvidemos el protector solar, que no hace falta ponérselo media hora antes de la exposición: empieza a actuar desde el momento en el que lo aplicamos.

EXACTAMENTE, ¿CÓMO FUNCIONA LA CREMA SOLAR?
CÓMO UNA PELÍCULA PREVIENE LAS QUEMADURAS Y QUÉ OTROS SISTEMAS HAY PARA PROTEGERNOS DEL SOL.

El verano pasado, en plena ola de calor en el Reino Unido (con temperaturas rozando los 35ºC, las más altas en ese país en los últimos 40 años), un jardinero de 20 años de Edimburgo, Escocia, sufrió quemaduras de segundo grado en la piel tras pasar siete horas trabajando a pleno sol y sin protección solar, según relató la BBC.

Lo sabemos desde hace mucho tiempo: protegernos de los rayos ultravioletas solares es imprescindible para evitar quemaduras y riesgos importantes para la salud, como es el caso del cáncer de piel, además de otros perjuicios, como arrugas prematuras o manchas pigmentarias. Untarnos con crema protectora solar es, pues, una acción que debemos interiorizar como cotidiana, no solo cuando vamos a la playa sino en toda circunstancia en la que cualquier parte de nuestro cuerpo quede expuesta a las inclemencias del astro rey. Sin duda vale la pena, porque los daños son acumulativos.

Y ¿CÓMO NOS PROTEGE LA CREMA SOLAR?

Los filtros solares están hechos con moléculas especialmente diseñadas para que la cantidad de rayos UV que penetre en la piel sea la mínima posible. Una película de estas moléculas forma dos tipos de barreras protectoras. Las que absorben la radiación —con filtros químicos— y las que actúan como bloqueadores físicos y reflejan esos fotones de UV antes de que puedan ser absorbidos por nuestro ADN y por otras moléculas reactivas más profundas en la piel.

«Son eficaces, pero sólo si se aplican correctamente». Kerry Hanson, química e investigadora de la Universidad de California en Riverside, Estados Unidos.

Cabe recalcar, añade, que la mayoría de personas no lo hace bien, pues solo se ponen la mitad o incluso un cuarto de la cantidad de crema recomendada. Se debería aplicar, señala, algo así (aunque dependerá de su envergadura) como un vasito de chupito lleno de crema para el cuerpo de un adulto, y un acúmulo del tamaño de una moneda para el cuello y la cara.

Otra cosa importante es comprender bien el significado del etiquetado, sobre todo en lo que concierne al factor de protección solar (FPS). Ese número, hay que tenerlo claro, no indica que la crema en cuestión proteja con menor o mayor potencia. Lo que determina es el periodo durante el cual proporciona protección y hay que multiplicarlo por el tiempo que tarda nuestra piel en quemarse. Si contamos que, de media, ese lapso es de 10 minutos, entonces, una crema de FPS 30 nos protegería a lo largo de 300 minutos, es decir 5 horas, una media aproximada que siempre hay que estimar a la baja porque hay múltiples factores que disminuyen su efectividad. No es lo mismo tomar el sol en Islandia que en el Caribe, por ejemplo, ni hacerlo a las 9 de la mañana que a las 2 de la tarde.

Además, añade la especialista, la eficacia de la pantalla protectora disminuye si sudamos o nos bañamos. Para ello hoy en día las etiquetas señalan si la crema es «resistente al agua» o «muy resistente al agua», lo que conlleva una efectividad de 40 y 80 minutos respectivamente si estamos en remojo. Al salir, hay que darse crema de nuevo. Y en toda la extensión de la piel expuesta, no vale dar unas cuantas embadurnadas dispersas aquí y allá. La eficacia de la crema, más allá de la lógica de una buena aplicación, se consigue combinando varios filtros de UV en la misma formulación, la cual será testada por los estándares de seguridad del país (o confederación de países en el caso de la UE) donde se fabrique.

Las sustancias utilizadas son varias, entre ellas destacan la avobenzona y el óxido de zinc, pero seguro que surgirán otras nuevas y mejores. Como tantas otras cosas, las cremas de protección solar avanzan de forma imparable de la mano de los progresos científicos. En especial desde los años 20 cuando dos celebrities de la época, Coco Chanel y Josephine Baker empezaron a lucir un bronceado que pronto fue todo un fashion trending topic que perduró a lo largo del tiempo. Hoy, afortunadamente, y siguiendo cuatro recomendaciones, podemos seguir sus pasos sin correr apenas ningún riesgo.

Fuente: Buena Vida – Diario El País





@etarragó


Cuatro de mis mejores refugios


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4 comentarios:

  1. Yo no creía que sería bueno tomar el sol tras un cristal y en tu articulo así nos lo dices. No se si los estudios tienen en cuenta que las modernas ventanas tienen dos e incluso tres cristales y podrían ser como lupas.

    Saludos.

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    1. No, me habré explicado mal, pero no, Tomás, no. El artículo deja claro que tomar el sol detrás del cristal de una ventana solo calienta, pero quema igual que si estuvieras en la calle. Por otra parte, el artículo deja claro que el cristal deja pasar los rayos UVA, (solo calientan y queman la piel), pero no deja que pasen los rayos UVB, que son los que aportan salud al cuerpo dejándonos la vitamina D.

      "Cuando pasamos un rato sentados al lado de una ventana por la que entran los rayos del sol podemos sentir cómo calientan e iluminan el lugar en el que estamos. Incluso pueden llegar a quemarnos la piel, como si estuviéramos al aire libre, explica Cristina Eguren, dermatóloga integrante de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV): «Los rayos ultravioleta A (UVA) son capaces de penetrar a través del cristal. Por eso nos quemamos». Pero ¿esta luz también es suficiente para sintetizar la vitamina D que necesita el cuerpo para absorber el calcio que ayuda a proteger los huesos? La respuesta es no. La radiación que ayuda a este proceso, la ultravioleta B (UVB), no traspasa el cristal. «Al no hacerlo, el cuerpo no sintetiza esta vitamina», indica Eguren."

      Un abrazo, Tomás, y gracias por el interés que te tomas en estos temas.

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  2. Las últimas semanas han sido en mi ciudad de un calor tremendo, insoportable, así que evito el sol en las horas pico. Muy buenos los consejos para ponerse crema solar, no sabía que había que ponerse tanta. Saludos Enrique.

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    1. La piel humana y el sol son viejos e incompatibles enemigos, Mariarosa. Las consecuencias, si no aflora un cáncer de piel, se notan con los años: Piel arrugada y manchas.
      Un abrazo.

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